martes, 17 de marzo de 2015

COMPLEMENTO DE LA LECTURA DE TAREAS SEMANA DEL 17 AL 20 DE MARZO DE 2015

F e r n a n d o S a v a t e r                                                               P o l í t i c a  p a r a  A m a d o r
Capítulo segundo

OBEDIENTES Y REBELDES
Acabé el capítulo anterior citándote la venerable opinión de Aristóteles: «el hombre es un
animal cívico, un  animal político» (lo  cual no  debe  confundirse  con  que  los  políticos sean  unos
animales, como opinan algunos). Es decir, que somos bichos sociables, pero no instintiva y
automáticamente sociales, como  las gacelas o  las hormigas. A  diferencia de estas especies, los
humanos inventamos formas de sociedad diversas, transformamos la sociedad en que hemos nacido
y en la que vivieron nuestros padres, hacemos experimentos organizativos nunca antes intentados,
en  una  palabra: no sólo repetimos los  gestos  de  los  demás  y obedecemos las  normas  de  nuestro
grupo (como hace cualquier otro animal que se respete) sino  que llegado el caso desobedecemos,
nos rebelamos, violamos las rutinas y las normas establecidas, armamos un follón que para qué. Lo
que  quería  decir Aristóteles, tan formalito  como  creíamos  que  era, es  que  el hombre  es  el único
animal capaz de sublevarse... Qué digo «capaz»: los hombres nos estamos sublevando a cada paso,
obedecemos siempre un poco a regañadientes. No hacemos lo que los demás quieren sin rechistar,
como  las abejas, sino  que  es  preciso convencernos y  muchas  veces obligarnos a  desempeñar el
papel que la sociedad nos atribuye. Otro filósofo muy ilustre, Immanuel Kant, dijo que los hombres
somos «insocialmente sociables». O sea que nuestra forma de vivir en sociedad no es sólo obedecer
y repetir sino también rebelarnos e inventar.
Pero atención: no nos rebelamos contra la sociedad, sino contra una sociedad determinada. No
desobedecemos porque no queramos obedecer jamás a nada ni a nadie, sino  porque queremos
mejores razones para obedecer de las que nos dan  y  jefes que ordenen  con  una autoridad más
respetable. Por eso el viejo Kant señaló que somos «insocialmente sociables», no asociales o
antisociales sin más. Los grupos animales cambian a veces sus pautas de conducta, de acuerdo con
las  exigencias de la  evolución biológica  cuya orientación tiende  a  asegurar la  conservación de la
especie. Las sociedades humanas se transforman históricamente, de acuerdo a criterios mucho más
complejos, tan complejos... que no sabemos cuáles son. Unos cambios intentan asegurar
determinados objetivos, otros consolidar ciertos valores, y muchas transformaciones parecen
provenir del descubrimiento de nuevas técnicas para hacer o deshacer cosas. Lo único indudable es
que  en  todas las sociedades  humanas (y  en  cada miembro  individual de  esas sociedades) se  dan
razones para la obediencia y razones para la rebelión. Tan sociables somos cuando obedecemos por
las razones que nos parecen válidas como cuando desobedecemos y nos sublevamos por otras que
se nos antojan de más peso. De modo que, para entender algo de la política, tendremos que
plantearnos esas diversas razones. Porque la política no es más que el conjunto de las razones para
obedecer y de las razones para sublevarse...razones para la obediencia y razones para la rebelión.
«De los fundamentos del Estado se  deduce evidentemente que su  fin  último  no  es dominar a los hombres ni
acallarlos por el miedo o sujetarlos al derecho de otro, sino por el contrario libertar del miedo a cada uno para que, en
tanto que sea posible, viva con seguridad, esto es, para que conserve el derecho natural que tiene a la existencia, sin
daño propio ni  ajeno. Repito  que no es el fin del Estado convertir a los hombres de seres racionales en bestias o en
autómatas, sino por el contrario que su espíritu y su cuerpo se desenvuelvan en todas sus funciones y hagan libre uso de
la razón sin rivalizar por el odio, la cólera o el engaño, ni se hagan la guerra con ánimo injusto. El verdadero fin del
Estado es, pues, la libertad» (B. Spinoza, Tratado teológico-político).obedecer y de las razones para sublevarse...



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